¿PODEMOS EDUCAR EN LA IGUALDAD ENTRE SEXOS DESDE LA FAMILIA?


"Niños en el aula"

La coeducación parte del principio de la igualdad entre sexos y la no discriminación entre hombres y mujeres. Lógicamente, todos/as sabemos que los niños y las niñas presentan diferencias observables a lo largo de su desarrollo, pero estas diferencias no deberían traducirse en desigualdad de oportunidades.

En nuestro desempeño diario como padres y madres de nuestros hijos podemos observar cómo la realidad que nos rodea está impregnada de lo que llamamos “roles de género” y “estereotipos de género”. ¿Qué son exactamente? Son aquellas ideas, aquellas convicciones que nos dicen qué es lo esperable de un niño o niña en función de su sexo. No tenemos más que observar los anuncios de televisión que se intercalan entre los dibujos animados que ven nuestros hijos para ver claramente cómo determinados tipos de juguetes se dirigen a los niños (los relacionados con juegos de acción, coches, juegos en los que hay que poner en práctica habilidades de fuerza o de reparar cosas…) y otros son dirigidos a las niñas (aquellos que se basan en el cuidado de bebés, tareas domésticas…). Realmente, no hemos avanzado tanto en este sentido.

Incluso, hoy día se continúan valorando características personales diferentes en niños y niñas: en muchos contextos se sigue valorando en los niños la valentía, el arrojo, la fuerza, el no demostrar debilidad; en las niñas se continúa valorando la sensibilidad, la ternura, el cariño. Afortunadamente, poco a poco se van modificando y “desmontando” estos estereotipos de género que no benefician a nuestros hijos/as, pero aún queda mucho camino por recorrer.

¿Qué podemos hacer los padres y madres para educar en la igualdad?

Aunque el propósito es ambicioso, en nuestro día a día con los niños podemos aportar nuestro “granito de arena” para lograr una sociedad cada vez más igualitaria.

1. Servir de modelo de igualdad para nuestros hijos.
Compartir las tareas domésticas con nuestras parejas, sin que se sobrecargue la figura de uno de los padres. Nuestros hijos van a aprender mucho más de lo que hacemos que de lo que les decimos.

2. Dialogar con ellos sobre los modelos de género que nos ofrecen los medios de comunicación.
Siempre es recomendable ver la televisión junto a ellos cuando sea posible. Podemos comentar con ellos lo que ven. Por ejemplo, al observar un anuncio de juguetes como los que hemos comentado más arriba, les podemos realizar preguntas como: ¿te gusta ese anuncio? ¿qué juguete anunciaba? Ese juguete, ¿es para niños, o para niñas? Podemos hacer que vayan desarrollando, además, un sentido crítico frente a los medios de comunicación.

3. Valorar en ellos/as el desarrollo de cualquier valor o habilidad, independientemente de su sexo.
Hacer que nuestros niños puedan realizar aquellas actividades que les apetezcan, sin determinarlos por su sexo (los niños al deporte, las niñas a las artes). Valorar sus esfuerzos y hacerles saber que estamos orgullosos de ellos. Es igualmente importante enseñar a nuestros hijos que cada persona tiene unas capacidades y habilidades diferentes que hay que saber respetar y apreciar.

4. Educar a nuestros hijos en la responsabilidad respecto a las tareas domésticas, involucrándoles en la medida de sus posibilidades para que aprendan a colaborar en la marcha de una casa.

5. Aprovechar cualquier momento diario para educar a nuestros hijos en el desarrollo de sus emociones: aprender a ponerse en el lugar de otra persona, expresar los sentimientos, tanto positivos como negativos, con libertad y sin censuras… Para esto, y como ya hemos dicho antes, tenemos que servir de modelos para ellos.    

Javier Pérez Jiménez
Educador Social
Profesor Técnico de Servicios a la Comunidad. EOEP Cáceres-1. 

Comentarios